que no utilice la indiferencia para sentir paz,
que no me engañen los disfraces de mis miedos,
que la voz de mi razón, no se mezcle con la de mi corazón,
que no me pierda, y si lo hago,
que sepa reconocer el camino a casa,
que se enciendan las luces de mi alma,
que la luz no ciegue mis ojos, por miedo a ver,
ver esos errores que en la oscuridad danzaban,
que tu mano se mantenga tendida, buscando la mía...
aunque te la negara mi estupidez, una y mil veces,
que permanezca tu mano tendida,
quizás es pedir mucho...
aunque nada es demasiado,
si se ama de verdad,
y es que cuando el miedo acecha,
sólo en ti me siento a salvo,
no me cierres tu casa...
quizás será cuando menos lo merezca,
pero sin duda será cuando más lo necesite,
el miedo es como un demonio que nos posee,
y sólo el amor pone cada cosa en su sitio,
sólo el amor es verdad,
lo demás son sucedáneos que intentan imitarlo,
imitación a la que se le exigen los mismos resultados.
Ojalá algún día logre que mi mente aprenda de mi corazón...
En el corazón los miedos se asfixian...
porque se alimentan de la falta de amor...